Cómo hacer frente a COVID-19 ahora mismo
ILUSTRACIÓN: JOSEPH CARRINGTON

A mediados de marzo de 2020, poco después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el coronavirus como pandemia, los hospitales de los Estados Unidos comenzaron a llenarse de personas gravemente enfermas. A medida que los casos aumentaban, las tiendas, escuelas y negocios pasaron a una modalidad a distancia. Los profesionales de la salud de todo el país trabajaron febrilmente para salvar vidas, pero no tenían un mapa de la ruta que les ayudara a manejar la nueva amenaza.

"No sabíamos cómo se propagó el COVID-19", recuerda el doctor Pieter Cohen, internista de la Facultad de Medicina de Harvard y autor de una serie de directrices médicas para los médicos que tratan a los pacientes con COVID-19. "No teníamos ni idea de qué hacer en términos de tratamiento. Estábamos en un territorio totalmente desconocido".

Pero aprendieron, día a día. "Se han hecho notables avances en un corto período", escribió un grupo de médicos de la Clínica Cleveland en una revisión de los estudios de tratamiento para COVID-19 grave, publicada recientemente en la revista BMJ.

Ahora las vacunas, desarrolladas en un tiempo récord,, están ampliamente disponibles. Los expertos en salud saben cómo se propaga el COVID-19 y los médicos tienen un conocimiento más preciso de los grupos que corren mayor riesgo de enfermarse gravemente, así como de las terapias que pueden ayudarlos a evitar la hospitalización. También disponen de tratamientos eficaces para los enfermos hospitalizados y tienen claro cómo son los buenos cuidados para las personas que controlan la enfermedad en casa.

Sin embargo, es probable que el coronavirus se quede con nosotros por un tiempo. Las tasas de infección siguen siendo altas, aunque el número cada vez mayor de personas vacunadas acabará por reducirlas. Y están surgiendo variantes. Además, aunque la mayoría de las personas se recuperan en unas pocas semanas, algunas permanecen enfermas durante meses o más.

Muchos de nosotros todavía no sabemos qué hacer si contraemos COVID-19: Cómo controlar la fiebre y los dolores, cuándo llamar a los médicos y cuándo ir a la sala de emergencias. Para ayudar, Consumer Reports reunió las pruebas más recientes sobre cómo manejar y recuperarse de una infección, ya sea leve, moderada o grave.

Primero, conoce qué hacer si tienes COVID-19, luego aprende qué hacer si necesitas más atención  y cuando estás pronto a recuperarte.

Me enfermé. ¿Ahora qué hago?

Con los cuidados adecuados, la mayoría de las personas con COVID-19 de leve a moderada se recuperan bien en casa. Pero informa a tu médico si sospechas que te contagiaste, para que pueda determinar si estás en mayor riesgo de contraer una enfermedad grave; esto incluye a las personas mayores de 65 años, inmunocomprometidas o a los que tienen condiciones preexistentes, como enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, cáncer y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Hazte la prueba
Si has estado expuesto a alguien que tiene o puede tener COVID-19, o empiezas a desarrollar síntomas como fiebre o escalofríos, tos, dificultad para respirar, fatiga o dolores corporales (también son comunes el dolor de cabeza, la pérdida del gusto o del olfato, el dolor de garganta, la congestión o la secreción nasal, las náuseas y la diarrea), aíslate y hazte una prueba de COVID-19.

Las pruebas son gratuitas y están disponibles en los consultorios médicos, los hospitales y las farmacias, donde a menudo puedes hacerte la prueba en tu automóvil. Llama primero; es posible que necesites hacer una cita. Las pruebas de PCR, las más precisas, suelen dar resultados en 48 horas. Con una prueba rápida, tendrás una respuesta en minutos o en horas, pero es menos precisa que la PCR. Tu médico también puede indicarte que te hagas una prueba en casa. Si una prueba es negativa, pero tienes síntomas, habla con tu médico y continúa aislándote; es posible que necesites hacerte otra prueba.

"Tomé paracetamol e ibuprofeno para la fiebre, tenía Gatorade, agua, y Pedialyte junto a mi cama. Mi esposa dejaba galletas y pan tostado junto a la puerta. Era lo básico: descanso, hidratación, paracetamol e ibuprofeno".

 

SEAN MCGANN, MD, FILADELFIA

Usa los tratamientos adecuados en casa
El descanso y la hidratación son fundamentales. Las bebidas con electrolitos, como Gatorade y Pedialyte, pueden ayudar si tienes problemas para retener los alimentos. (Muchas personas pierden el apetito). Está bien si usas medicamentos de venta libre para aliviar la fiebre y el dolor.

COVID-19 puede hacer que te sientas bastante mal, pero es importante que te muevas un poco, por ejemplo, caminar por tu casa durante 5 minutos cada hora o dos. Además de mantenerte hidratado, esto puede ayudar a prevenir los coágulos de sangre relacionados con COVID, que se han relacionado con accidentes cerebrovasculares potencialmente mortales, dice la doctora Jacqueline W. Fincher, presidenta del Colegio Americano de Médicos (ACP). Además, el movimiento puede ayudarte a evaluar tu función pulmonar: Si te resulta difícil respirar después de una breve caminata en casa, comunícate con tu médico. (Lee "Mantener un registro de los síntomas" más adelante, para saber qué observar mientras estás enfermo).

En algunos casos, los médicos pueden recetar una infusión de anticuerpos monoclonales, que son similares a los anticuerpos que produce el sistema inmunitario para combatir una infección. Estos pueden ayudar a evitar que COVID-19 empeore, según la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA). Estos tratamientos están disponibles para las personas mayores de 65 años y para los jóvenes con enfermedades preexistentes más graves. (Pregúntale a tu médico si calificas). La IDSA recomienda un "cóctel" de bamlanivimab y etesevimab para las personas de estos grupos que padecen COVID-19 de leve a moderada y corren el riesgo de evolucionar a una enfermedad grave, pero no están hospitalizadas.

¿Empiezas a sentirte mejor? Puedes dejar de aislarte 10 días después de haberte sentido mal por primera vez, siempre que lleves al menos 24 horas sin fiebre y sin medicamentos y que los demás síntomas estén mejorando.

Omite lo que es cuestionable
En el último año, varios suplementos y medicamentos se han promocionado como remedios para tratar COVID-19, a menudo con pocas pruebas. El interés de las personas por las vitaminas C y D y el zinc, por ejemplo, ha ido en aumento. Pero las directrices de tratamiento de los Institutos Nacionales de Salud indican que no hay pruebas de que ninguno de ellos ayude con COVID-19, y tomar más cantidades de zinc de las recomendadas puede ser perjudicial.

Al principio de la pandemia, algunas personas acapararon la hidroxicloroquina (Plaquenil), basándose en la teoría de que este medicamento contra la malaria podría prevenir el COVID-19. Más tarde, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) informó de graves efectos adversos para algunos usuarios, y los ensayos aleatorios mostraron que las personas que recibieron el medicamento tuvieron estancias hospitalarias más largas y tuvieron más probabilidades de ser entubadas o de morir.

No hay nada malo en tomar duchas calientes para aliviar la congestión o en acostarte boca abajo para abrir los pulmones, aunque no hay mucha evidencia de beneficio mientras se está enfermo en casa. Pero si estás probando estas estrategias porque te cuesta respirar, necesitas ver a un médico, dice Cohen.

Medidas inteligentes: Mantén un registro de los síntomas

Es prudente controlarte mientras estás enfermo. Y de ser posible, haz lo siguiente antes de contactar al médico o la atención de urgencias, o incluso de pedir ayuda de emergencia.

1. Toma tu temperatura.

La fiebre es común durante COVID-19, pero una fiebre alta persistente puede alertar a tu médico sobre el empeoramiento de la enfermedad.

2. Revisa tus niveles de oxígeno y tu frecuencia respiratoria.

Si tienes un oxímetro de pulso, evalúa tus niveles de oxígeno en la sangre (lee "Cómo usar un oxímetro de pulso", más adelante). Para conocer tu frecuencia respiratoria, cuenta tus inhalaciones durante un minuto: Entre 12 y 18 veces es normal; 22 o más es alta y es preocupante, dice la doctora Jacqueline W. Fincher.

3. Registra otras mediciones clave.

Si controlas regularmente tu presión arterial, tu nivel de azúcar en la sangre y/o tu ritmo cardíaco, una lectura actual puede revelar el grado de estrés al que está sometido tu cuerpo. Para las personas con diabetes, "un gran cambio en los niveles de azúcar en la sangre es una señal de enfermedad abrumadora", dice Fincher.

4. Si vas a una consulta en persona, usa una mascarilla.

Y si puedes, lleva la información del seguro y una lista de los medicamentos que tomas actualmente.


ILUSTRACIÓN: JOSEPH CARRINGTON

Si necesitas más atención

Algunas personas con COVID-19 necesitan ver a un médico o recibir tratamiento en un hospital. En la actualidad existen algunas terapias eficaces para estos pacientes y los médicos saben en qué fase de la enfermedad puede ser especialmente útil cada una de ellas, dice el doctor Adarsh Bhimraj, médico de enfermedades infecciosas en la Clínica de Cleveland y autor principal de una serie de directrices de tratamiento para COVID-19. "Hay una zona habitable, un momento para cada uno de estos agentes en el proceso de la enfermedad", agrega.

Cuándo buscar ayuda
Comunícate con tu médico o con el servicio de urgencias de inmediato si tienes una fiebre superior a 102 °F (38.9 °C) que no se alivia con paracetamol o ibuprofeno, si tu nivel de oxígeno en la sangre disminuye (las personas sanas deben estar por encima del 95%), o si respiras más de 20 veces por minuto y/o sientes que te falta cada vez más el aire. (Las dificultades respiratorias y otros problemas pueden ir y venir: En el caso de algunas personas que desarrollan complicaciones como la neumonía, los síntomas suelen empeorar de cuatro a ocho días después de su aparición, dice Cohen de Harvard). Tu médico probablemente querrá evaluarte para determinar si debe hospitalizarte.

Pide ayuda de emergencia inmediatamente si tienes problemas graves para respirar (22 respiraciones o más por minuto, o una lectura del oxímetro de puslo del 90% o menos, basada en dos lecturas tomadas con 5 minutos de diferencia), dolor o presión persistente en el pecho, confusión que no tenías antes, incapacidad para permanecer despierto, o piel, labios o lechos de las uñas pálidos, grises o azulados. Aunque los problemas respiratorios pueden empeorar gradualmente, algunos de los otros problemas mencionados pueden aparecer repentinamente si tus pulmones han estado funcionando mal por un tiempo, dice el doctor Sean McGann, médico de emergencias en el Hospital Universitario Thomas Jefferson en Filadelfia.

Qué puedes esperar en el hospital
En la sala de emergencias, te examinarán para ver si hay daños en los pulmones y otros problemas pulmonares, y te controlarán los niveles de oxígeno. Si se descubre que necesitas oxígeno suplementario —o los médicos creen que podrías necesitarlo en las próximas 24 horas, quizás porque las radiografías sugieren una neumonía—, probablemente te admitan en el hospital. Lo mismo ocurrirá si pareces estar empeorando significativamente en general y tienes un factor de riesgo de desarrollar COVID-19 grave, como la diabetes o una enfermedad cardíaca.

Si te admiten, continuarás recibiendo oxígeno durante el tiempo que sea necesario. Los ventiladores mecánicos, que básicamente respiran por los pacientes, se utilizaron ampliamente en los hospitales al principio de la pandemia. Ahora, para la mayoría de los pacientes, los médicos tienen opciones menos invasivas, como cánulas nasales de alto flujo que pueden administrar más de 10 veces el oxígeno de las cánulas estándar.

Colocar a las personas boca abajo, conocido como “proning”, también ayuda a reducir la necesidad de usar ventiladores. De hecho, esta estrategia es tan eficaz que se ha adoptado de forma generalizada para quienes están hospitalizados con COVID-19, dice el doctor Greg Martin, profesor de medicina de la Universidad Emory en Atlanta y presidente de la Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos.

En cuanto a los medicamentos, si estás recibiendo oxígeno, es posible que también te den dexametasona, un esteroide que reduce la inflamación y que se ha demostrado que mejora las tasas de supervivencia. Además, es posible que te den remdesivir, un antiviral que ha demostrado acortar el tiempo de recuperación. Si tu sistema inmunitario reacciona de forma exagerada al coronavirus, causando una inflamación extrema en todo el cuerpo, el IDSA recomienda el anticuerpo monoclonal tocilizumab junto con esteroides para ayudar a reducir esa inflamación. Y ahora que se sabe que los pacientes hospitalizados de COVID-19 corren un alto riesgo de sufrir coágulos sanguíneos, los médicos utilizan anticoagulantes cuando es necesario para reducir la capacidad de coagulación de la sangre.

"Tener un oxímetro de pulso fue la mejor sugerencia que me han hecho… ya que podía monitorear y rastrear mis niveles de oxígeno y ritmo cardíaco y compartirlos con mi médico o revisar antes de las consultas virtuales. [El] termómetro también fue útil".

 

KRISTEN TJADEN, INDIANAPOLIS

La información cuando te den de alta
Una vez que los médicos estén seguros de que ya no necesitas ayuda para respirar, te enviarán a casa, si puedes cuidar de ti mismo, o a un centro de rehabilitación, normalmente para una estadía corta, si los proveedores de atención médica creen que necesitarás más ayuda. Este puede ser el caso si estuviste en el hospital por mucho tiempo o si estuviste conectado a un respirador.

Es posible que te receten ciertos medicamentos para que uses en casa: Un inhalador para reducir la inflamación pulmonar que puede dificultar la respiración profunda, por ejemplo. Muchos pacientes de COVID-19 también son enviados a casa con oxímetros de pulso para controlar los niveles de oxígeno en sangre, dice McGann.

Una vez en casa, es posible que necesites tomar precauciones para evitar contagiar a otras personas, a menos que hayan pasado al menos 10 días desde que empezaron los síntomas y hayas pasado 24 horas sin fiebre. Las personas inmunocomprometidas pueden seguir contagiando durante más tiempo, así que consulta a los médicos si estás en ese grupo.

Medidas inteligentes: Cómo usar un oxímetro de pulso

1. Úsalo con regularidad.

Hazlo todas las mañanas y noches, o como lo indique tu médico.

2. Asegúrate de que los dedos estén tibios y secos.

Luego, coloca el dedo índice en el monitor, con la yema del dedo con la uña hacia arriba y por debajo del nivel del corazón. Permanece sin moverte hasta que la pantalla del dispositivo muestre un nivel de oxígeno en la sangre.

3. Revisa la pantalla durante 1 minuto.

Lo normal suele ser un 95% o más (alrededor del 90% en el caso de los enfermos pulmonares crónicos). Si aparece un número bajo, tose tres veces y respira profundamente tres veces. Si el número no sube o tienes problemas para respirar, llama a tu médico.


ILUSTRACIÓN: JOSEPH CARRINGTON

En el camino a la recuperación

Date tiempo. Aunque la mayoría de los casos leves mejoran en dos o tres semanas, la fatiga puede persistir y los casos más graves pueden tardar hasta tres meses en resolverse. Además, un porcentaje significativo de personas sufre problemas de salud relacionados con COVID-19 durante muchos meses. Los expertos están avanzando en ayudar a los "enfermos de larga duración", pero dicen que aún queda trabajo por hacer.

Recupera tu fuerza
Después de recuperarte de COVID-19, es prudente volver a la actividad física lentamente. Que no te sorprenda la debilidad; la mayoría de las personas pierden una buena cantidad de fuerza muscular y cardiovascular después de un par de semanas en cama.

Si has tenido COVID-19, el Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda reanudar lentamente el ejercicio después de hablar con tu médico. Intenta empezar con una actividad como un breve paseo, a un ritmo que te permita mantener una conversación, y ve aumentando la intensidad tanto como puedas.

Probablemente tendrás que ir bastante despacio si estuviste en cuidados intensivos, porque cada día allí suele traducirse en al menos una semana de recuperación, dice Fincher de la ACP.

Cualquier persona que haya pasado un mes en el hospital puede necesitar rehabilitación hospitalaria o ambulatoria, un programa de ejercicio supervisado por un terapeuta ocupacional o de terapia física.

Y, no importa si tus síntomas fueron leves, moderados o graves, suspende cualquier actividad de inmediato y llama a un médico si tienes dolor en el pecho o dificultad respiratoria anormal.

Presta atención a otros problemas de salud
Si tienes una enfermedad como asma o diabetes, trabaja con tu médico para asegurarte de que esté bien controlada. De lo contrario, la recuperación será mucho más difícil, dice Fincher. Y debido a que COVID-19 puede tener efectos residuales en órganos y sistemas como el corazón, el sistema nervioso y los pulmones, informa a tus médicos de cualquier problema nuevo que notes durante la recuperación, para que puedan controlarte o tratarte.

Por ejemplo, si la tos no cesa después de COVID-19, el médico puede recetarte un inhalador para reducir la inflamación de las vías respiratorias o los pulmones. Algunas personas que desarrollan miocarditis, la inflamación del corazón que puede causar dolor en el pecho, problemas de ritmo cardíaco y de respiración e hinchazón en las extremidades, pueden necesitar que un cardiólogo compruebe la salud cardíaca durante la recuperación y recete medicamentos si es necesario. Puede recetar un medicamento anticonvulsivo como la gabapentina (Neurontin y otros) o la pregabalin (Lyrica) para el entumecimiento, el hormigueo o el ardor en las manos o los pies, que son señales de daño nervioso.

"Intenté hacer ejercicio, pero 10 minutos en la elíptica era como correr un maratón. Lo mismo pasó al siguiente día. Esperé una semana antes de volver a intentarlo. Finalmente, a los dos meses, me siento mejor. Estoy hasta 35 minutos en la elíptica y ya no tomo siestas".

CARY FAPPIANO, WATERTOWN, CONN.

Busca ayuda si los síntomas persisten
No es de extrañar que una tos persistente no desaparezca por un tiempo después de una enfermedad viral o que una persona hospitalizada por una neumonía grave relacionada con COVID necesite varios meses para sentirse totalmente recuperada. Pero los médicos dicen que han visto a muchas personas, a menudo jóvenes y previamente saludables, luchar con una falta de aliento a veces debilitante, corazón acelerado, niebla cerebral, fatiga extrema o problemas con su estado de ánimo durante muchos meses después de una enfermedad de COVID-19 incluso leve o moderada. Conocidos como COVID de larga duración, COVID prolongado o síndrome post-COVID, estos problemas afectan a entre el 10% y el 35% de las personas, según algunas estimaciones. "Esta es la pandemia en las sombras", dice Diana Berrent, fundadora de Survivor Corps, que pone en contacto a las personas que han sufrido COVID-19 y apoya la investigación de posibles tratamientos.

Todavía estamos aprendiendo exactamente qué síntomas pueden ser parte de COVID de larga duración, pero si tuviste un caso leve a moderado y sientes que no te has recuperado un mes después, avisa a tu médico o busca que te revisen en un centro de atención post-COVID.

Muchos centros médicos están poniendo en marcha estos centros ambulatorios, en los que los tratamientos altamente individualizados se basan en los síntomas de cada persona, dice el doctor Zijian Chen, director médico del Centro de Atención Post-COVID de Mount Sinai en Nueva York. Algunas personas pueden necesitar fisioterapia para fortalecerse; rehabilitación pulmonar, que suele incluir ejercicios cardiovasculares y respiratorios o un inhalador para reforzar la función pulmonar. Otros pueden necesitar medicamentos para normalizar el ritmo cardíaco rápido o terapia del lenguaje para los problemas cognitivos. (Encuentra una lista de centros en el sitio web de Survivor Corps. Si estás considerando un programa de este tipo, comprueba la cobertura de tu seguro).

Y toma en cuenta esto: Algunas personas reportan que sus síntomas de larga duración han mejorado después de recibir la vacuna contra el COVID-19, y al menos un pequeño estudio preliminar sugiere que es posible, pero se necesita más investigación.

Pieter Cohen, de Harvard, y otros médicos que han tratado a pacientes de “larga duración”, dicen que en la mayoría de los casos observan una mejoría, aunque sea gradual. Y tienen la esperanza de que, con el tiempo, podrán ayudar mejor a estos pacientes. "Ahora que nos damos cuenta de que se trata de un síndrome de COVID de larga duración, o síndrome post-COVID, esa es la siguiente frontera en la que todo el mundo se está sumergiendo", dice Greg Martin, de la Universidad de Emory.

Medidas inteligentes: Vuelve a respirar profundamente

Las personas con COVID-19 suelen respirar rápidamente mientras están enfermas y también tener dificultad para respirar de lleno durante la recuperación. Los ejercicios de respiración pueden ayudar a reeducar al cuerpo para que respire correctamente, dice Josh Duntz, director general de Stasis, que enseña a hacer ejercicios de respiración y se ha asociado con el Centro de atención post-COVID en Mount Sinai. Las personas con síntomas “de larga duración" que han realizado ejercicios de respiración han descubierto que son útiles para su recuperación, según el doctor David Putrino, de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai. Si te interesa, puedes probar los dos ejercicios siguientes, durante 10 minutos cada mañana y 10 cada noche. Al principio, hazlos acostado boca arriba mientras estás relajado. Después de dos semanas, inténtalo sentado. Ve cómo te sientes después de varias semanas.

1. 4 a 6 respiraciones.

Inhala por la nariz contando hasta cuatro y exhala por la nariz contando hasta seis. El objetivo es realizar seis respiraciones completas por minuto.

2. Respiración en 4 tiempos.

Respira mientras cuentas lentamente hasta cuatro, aguanta la respiración contando hasta cuatro, exhala de igual forma contando hasta cuatro y aguanta la respiración sin aire en los pulmones mientras cuentas lentamente hasta cuatro.


ILUSTRACIÓN: JOSEPH CARRINGTON

Nota del editor: Este artículo también apareció en la edición de junio de 2021 de la revista Consumer Reports.